¿De qué se trata el diseño emocional?

diseño emocional

Algunos objetos más íntimos pueden generarnos felicidad y placer con el solo hecho de mirarlos o utilizarlos. Puede ser desde un libro bonito, el nuevo ordenador, o cualquier adorno de preferencia que tengamos nuestra habitación. 

Lo que estos objetos pueden tener en común es su “diseño emocional”, aquello que nos provoca estas nuevas sensaciones. A continuación, te contamos un poco de qué va este novedoso concepto.


¿Qué es el diseño emocional?

Sabemos que los diseños convencionales están hechos de manera estratégica para que un objeto resalte y sea atractivo para las personas. Sin embargo, en la actualidad los consumidores necesitan que los objetos le generen algo más que una simple atracción por su forma estética, y es aquí que el diseño emocional cumple un rol estratégico.

El diseño emocional, se relaciona con aquellos objetos que más allá de su utilidad, eficiencia y sofisticación, pueden generar emociones en las personas. Se trata de aquellos objetos que permiten una identificación, y que están diseñados de la manera más personalizada según las preferencias de sus consumidores. 

Por eso, diseñar productos y servicios en base a emociones es un nuevo desafío con el que se encuentran las diversas compañías, con lo que pueden conseguir un rédito económico aún más importante.

Pero claro que no todas las personas se emocionan o reaccionan igual frente a los mismos objetos. Por ese motivo, el diseño emocional requiere incluir al consumidor en su proceso de producción, de manera que el producto influya efectivamente en sus sensaciones. Para ello, los diseñadores deben llevar adelante algunas metodologías que constan de algunos ejes particulares.

En principio, deben considerar qué tipo de relación ponen en juego aquellas características emocionales. Pueden ser relaciones de personas con otras, o de una persona con un servicio u objeto. 

Los miembros que intervienen en esa relación deben ser primordialmente considerados para que el producto final cumpla el efecto esperado. 

Luego, hay que considerar que esta emoción es muy intensa, pero de corto tiempo. Tiene que ver con las primeras reacciones físicas o psicológicas que se desprenden cuando un producto genera placer. Finalmente, los diseñadores deben entender que estas reacciones son profundamente personales, y que están ligadas a las personalidades y gustos de cada consumidor.

Lo cierto es que esta nueva modalidad de diseño permite que los consumidores tengan una relación más personal e íntima con los objetos, donde ya no solo intervienen características o cualidades utilitarias.

De ese modo, el diseño emocional aparece como una manera de mejorar los productos y servicios de todas compañías del mundo. Desde el diseño de un sitio web que se vuelve más agradable, hasta el diseño de una oficina que provoque un ambiente más cercano, son algunas de los ejemplos para comprender cómo funciona este fenómeno. 

Incluso las publicidades de las diferentes empresas buscan generar emociones en sus destinatarios, de modo que puedan incitarlos a adquirir sus productos. Apelar a estos diseños, parece ser una nueva estrategia para conseguir nuevos clientes y consumidores.


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